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Mostrando entradas de abril, 2010

Amor ciego

Él mira a través de la ventanilla del auto el edificio lleno de ventanitas resplandecientes, debe pasar la mano por el vidrio porque se empañó otra vez. Sabe que ella está allí adentro, retocándose para el encuentro. Lo extraño es que ése cuadradito del centro no brilla. Debe estar mirándose en el espejo del baño, que tiene mejor luz. Él oye el sonido de un tocadiscos lejano y reproduce el ritmo de la música con sus dedos en el volante. Sigue esperando. ¡Por qué serán tan coquetas las mujeres! Pero esta vez es extraño para él que esa luz no esté encendida. Debe estar hablando por teléfono en el living con alguna amiga, debe estar riéndose a carcajadas, comentando la última película que fue a ver al cine mientras come ese chocolate amargo que tanto le gusta. Es como él dice: ella está riendo, divirtiéndose, hablando sin parar de la película que recientemente fue a ver al cine. Disfruta además de ese chocolate amargo que tanto le gusta. Pero él sigue mirando con extrañeza que su

Estamos invitados a tomar el té

Imagen
Cuando pienso qué imágenes recuerdo acerca de la merienda en mis ratos de infancia, tres recuerdos se aparecen en mi mente, los tres al mismo tiempo, los tres tienen colores, olores, significados diferentes, pero no puedo elegir uno solo. Es curioso que el primero de ellos sea el que está más lejos en el tiempo. En las vacaciones de verano no faltaban nunca las visitas a los abuelos. A veces ayudaba a la abuela en el negocio, otras me sentaba a repicar en el laboratorio con el abuelo, pero en realidad la mayor parte del tiempo lo pasaba en la casa acompañando a mi bisabuela, mi nonna Cristina. Ella, a las cinco de la tarde, ponía a calentar el agua para hacer mate. No podía hervir porque eso significaba que había que calentarla de nuevo. Más de una vez me dejó a mí a cargo de esta tarea pero finalmente desistió porque yo no entendía, y aún no entiendo, cuál es la diferencia entre agua caliente no hervida, y agua hervida con un poquito de agua fría. Unos minutos más tarde, me asomaba

El que busca, encuentra (?)

Madre (con cara de enojada) e hija con sonrisa de lata se dirigen hacia la parada del colectivo del Hospital Naval. La nena sonreiría mas si los metales que sujetan sus dientes se lo permitiesen. Hace preguntas de manera simpática pero el mal humor de la madre domina la escena. Ya una vez en la fila del colectivo se escucha que conversan: - No sé, no sé en qué momento te voy a comprar eso ahora - dice la mamá como si pensara en voz alta. - Ma , ¿qué colectivo nos tenemos que tomar? - pregunta la hija con un tono dulzón de yo no hice nada. - El 112, Camila . Sí, el 112 porque así nos bajamos en Álvarez Thomas y te compro eso en una farmacia que está ahí en la esquina... - continúa la mamá como pensando en voz alta. - Ay, espero que no tarde mucho porque sino me aburro demasiado y no quiero - comenta la niña como si estuviera participando de una conversación diferente (o evadiendo un reto que se veía venir) mientras mira detenida y exageradamente los carteles que la rodean

¿Tanto lío por eso?

El ruido a portazo feroz se metió por un momento en su sueño pero inmediatamente se dio cuenta de que se trataba otra vez de lo mismo. Los gritos graves y las contestaciones en llanto agudo eran la señal: debía esconderse debajo de la cama. Ella no lo estaba viendo, de hecho nunca lo habían hablado, pero sabía que lo hacía y no esperaba mucho menos de su hijo. Él esperaba impaciente que la serenata de insultos terminara para que alguno de sus sueños continuaran su curso en el lugar donde generalmente se crean y no debajo. Desde hacía algunos meses se había hecho más frecuente la visita nocturna al escondite. Fue por eso que para esa época había mejorado su estrategia: no solo se resguardaba en la oscuridad de la cama sino que la tendía cuidadosa y, a la vez, rápidamente para aparentar que no había dormido en casa. Esa noche, entonces, no fue la excepción: abrió los ojos en vano, tendió la cama a ciegas, se tiró de panza al suelo y se deslizó hacia una oscuridad más acogedora. El olor