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Mostrando entradas de 2010

Serie de encuentros (desencontrados)

“Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” Julio Cortázar- Rayuela . Ella caminaba, con demasiado cuidado por miedo a tropezarse, sobre las rotosas veredas que la vida le puso en su camino. Pero lo que esas veredas tenían de intransitables también lo tenían de pintorescas, amigables y charlatanas. Además, la cautela con la que transitaba esas baldosas no le impedían observar cada detalle de lo que se le cruzaba con ojos curiosos, de detective. Gracias a su poder de percepción e imaginación, ella creía en muchas cosas aunque un gran caparazón protector que cubría todo su autoestima hacía ver al público presente todo lo contrario. Él recorría unas veredas algo diferentes, seguramente con baldosas más cancheras, multicolores... y, sin embargo, esta característica no lo dejaba exento de llevar a cabo cada paso con algo de cuidado. Quizás sus ojos no eran tan detallistas pero tenían una particular mirada de optimismo y despreocupación. Grandes ideas re

Ideas en busca de un rayo de luz

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“La inquietud que producen esos recuerdos – o ese tema, ese germen de la historia que regresa- se debe a que misteriosamente significa algo más, de que es algo así como un brote cuya raíz nace en nuestras sensaciones, nuestra imaginación, en experiencias pasadas, para establecer con nosotros una conexión especial y misteriosa.” Gloria Pampillo Alguna vez alguien lo plantó al lado de una ventana. Seguramente el techo inoportuno de alguna galería fue lo que hizo que se distinguiera entre todos los demás. Sin embargo, eso no lo imposibilitó a la hora de cumplir su principal objetivo: vivir. Al parecer el agua nunca le faltó, sin embargo, en todo momento tuvo sed de lluvia y de otras cosas más. El problema siempre fue el mismo y es que los hilos de luz provenían de un solo lado. Ya hace muchos años que la primera de sus pequeñas ramas decidió seguir esos rayos y se animó a pasar la frontera. Enseguida las demás la siguieron y juntas comenzaron a hacerse dueñas de la ventana y del bal

Lunes otra vez: Enojo de lunes.

Sí, lo sé, hace mucho, pero mucho, que no escribo. Casi un mes y medio sin postear. Al principio creo que fue lo mismo de siempre: el estudio, esa manía que no me puedo sacar de querer aprenderme todo con detalle y ponerme loca cada vez que no me sale y que por eso me lleve mucho tiemoi. Pero esa excusa se quedó en el tiempo porque hace casi un mes que no tengo parciales en el calendario. Debe ser vagancia, eso debe ser. Me da fiaca ponerme a pensar en que las ideas queden perfectamente redactadas, poetizadas y conectadas. Pero al instante me desespero y pienso ¿será que ya se me terminó la imaginación?¿Será que no sirvo para esto?¿Será qué...? Hoy es lunes, vuelvo a escribir a pesar de que no logré resolver el dilema anterior (mi manía de saber los porqués me impide concentrarme en la escritura) y confieso estar un poco enojada. Sí, todo eso (o simplemente eso). Dadas las características del día, no prometo brindarles el mejor texto o reflexión de mi vida. No prometo expresar mis ide

Siesta inoportuna

Cuando el bullicio y los cuchicheos comenzaron a convertirse en carcajadas, cuando sintió las miradas clavadas en su cabeza y escuchó lejos, pero cada vez más cerca y claro su apellido, despertó sobresaltado. Al levantar la cabeza advirtió que detrás de ese barullo producido por las risas, el dinosaurio quieto, serio lo acechaba manifestando su disgusto mediante sus ojos intensos, sus cejas enojadas y sin decir una palabra. Luego de una angustiante breve pausa, atacó con su pregunta y a pesar de que él nuevamente no contestaba, ella todavía seguía allí, como siempre, con sus arrugas verdes, su voz chillona repercutida por las clases, su implacable letra de cuaderno de caligrafía, llevando en su espalda con mucha dignidad algunas burlas. Todavía estaba allí contando historias de la Historia, mientras él, todo colorado, miraba su reloj e intentaba que los minutos pasaran rápido para que alguna campana lo salvara.

Sólo la historia de un enredo

Mientras recita su canción favorita, salta la cuerda una y otra vez por el caminito que la lleva hacia la puerta. Cada mechón del pelo lacio y largo hasta la cintura salta al compás de sus melodías y se alborotan al sentir las ráfagas de viento seco que viene del norte. Por fin sus pies la llevan a la casa y apenas entra ve la nota. “Buscá el vestido que tanto te gusta, desenredate el pelo y peinate con una trenza cocida. Vamos a lo de la tía, yo salí a buscar a la abuela, enseguida te paso a buscar. Mami”. Repasa en cada paso sus tres deberes “vestido, desenredarse y trenza, vestido, desenredarse y trenza...” El vestido es cosa muy sencilla, sin darse cuenta, está dando volteretas con su cuerpo y hace remolinos de viento que acarician el aire con su pelo, sí, al parecer, algo enredado. Toma y mira el peine verde un poco desganada ¿por qué para ir a lo de la tía Rosa tenía que desenredarse el pelo, si así estaba perfecto? En fin, tiene que seguir el segundo cometido de la n

Lunes otra vez: 23 de agosto otra vez

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Es lunes y es 23 de agosto. Hace 22 años papá estaba yendo a entregar un pedido de Azaleas a un vivero de no sé dónde pero tuvo que volver porque yo estaba por llegar, por lo menos eso cuenta la leyenda. Es lunes y, como saben, no es mi día favorito de la semana. También es 23 de agosto y no es un día que espere con ansias, a veces quiero que pase de largo. No es porque no me guste que me saluden, me manden mensajes o me llamen por teléfono. Al contrario, es una oportunidad para chusmear con quienes no frecuento a diario, recordar viejos momentos con los charlo seguido o volver a hablar con aquellos que no veo hace más tiempo. No es porque no me guste que me venga a visitar toda la familia y amigas (o me traigan regalos). Al contrario, me gusta participar en el murmullo de de gente que superpone sus voces queriendo hablar primero tan característico de nosotros. No es porque haya tenido malos cumpleaños en la infancia. Al contrario, muchos estuvieron cargados de primos, amigos y b

Señor, se le cayó esto

Son las 7 de la mañana en Panamericana y 197. Miro al piso y entre los pies que caminan ligero para no perder el colectivo, revolotean decenas de papeles que fueron cruelmente abandonados. Debajo del desparejo cordón hay agua que se acumuló de la lluvia de anoche, en ella flotan barquitos de botellas de yogurt , envoltorios de alfajores y se empastan coloridos papeles de caramelos masticables . El colectivo llega y la fila avanza mientras un señor termina sus galletitas y así nomás , sin siquiera hacer un bollito , tira el envoltorio que logra llegar lentamente y de manera zigzagueante a su triste destino, convirtiéndose en uno de los tantos que viajan sin sentido por toda la cuadra. envoltorio Por fin subo al colectivo y atrás quedan el arcoiris del cordón y los papeles que se pegaban en mis piernas soplados por el viento. Apoyo mi cabeza contra el vidrio, cruzo mis brazos y logro adormecerme por un rato pero me despierta el olor a yogurt de frutilla que inunda el ambiente. La

¿Más vale malo conocido que bueno por conocer?

Desde chico le llamaron la atención las luces. Pero por esos años los días se habían vuelto oscuros y duros. El terror de la población hacia lo iluminado había producido una ceguera masiva. Generó que ya no se aventuraran a mirar más allá de sus sombras. Pero para él las consecuencias fueron más severas que para el resto: una profunda pobreza y tener que practicar de contrabando el arte de cambiar y prender lamparitas . No entendía cómo se podían perder todo eso. El problema era que al hacerlo a escondidas, él tampoco podía descubrir mucho: solo unas cuantas miserias, muchos trapos sucios y si tenía suerte, alguna pepita de oro. En fin, era el mundo en el que le había tocado vivir y hasta ya había hecho amigos y todo. Una noche (es decir, cuando todos dormían, porque allí siempre era de noche) se aventuró a salir con su linterna a buscar bichitos de luz por las praderas azules. Pero de repente, y como en seco, la linterna dejó de funcionar. Algo fuera de lo común ocurría. No tenía mi

Chocolatada y vinagre

¿Qué tienen que ver el vinagre y la chocolatada ? La verdad, nada de nada, pero hubo una época en mi vida en la que coincidieron todas las mañanas. ¿El olor a vinagre y a chocolatada ? Sí señores y señoras, juntos, bien pegados y por eso hoy son dos olores que trato de evitar cueste lo que cueste... Desde chica (y hasta hoy, obviamente) la primera hora de la mañana no es, para mí, el mejor momento del día. Soy fanática de dormir hasta tarde y se ve que es un vicio que adquirí de chica. Por supuesto que mis escándalos diarios de la infancia se llevaban a cabo antes de salir al colegio. Pero al clásico "no me quiero levantar" o "no quiero ir al colegio" de todo chico de primaria se sumaba el "no quiero tomar la leche". Todas las mañanas cuando cruzaba la puerta del pasillo me esperaba la chocolatada caliente en la mesa del comedor, nunca se olvidaban de preparármela, nunca les daba lástima, nunca se quedaban dormidos y decían "no, hoy mejor no

El Gran Isumbochi

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EL GRAN  ISUMBOCHI Cuento Tradicional Japonés Versión de Margarita  Mainé Colección La Vuelta al Mundo con la  Valijita Buenos Aires:  Editoria   Atlántida , 2009 Edición de  video  y relato: Mercedes  Cerrotta

¡Vamos, vamos, Argentina!

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Abstraída en el estudio y en mi poco interés por el fútbol casi no tuve contacto con las repercusiones que causó el tan ansiado Mundial de Fútbol. Solo unos bocinazos y cuetes indicaron que Argentina había ganado. Pero el lunes tuve que sacarme el pijama de estudio para salir a rendir el no tan esperado parcial. Y como siempre, el viaje en colectivo me puso al tanto de las cuestiones vigentes a las que no le había prestado atención por días enteros, es decir, tuve que bajar de repente del mundo de la Semiótica para introducirme en el tema con más vigencia e importancia en este momento: EL Mundial. Siempre dejo algún tema que no llego a repasar la noche anterior para releerlo en el colectivo antes de rendir. Pero esta vez se me complicó porque unas simpáticas voces comenzaron a darme todos los detalles acerca del primer partido victorioso de Argentina... (y cuando digo todos, son TODOS aquellos detalles que a nosotras nos interesan) - ... es que al final se vinieron todos p

Sonrisas en el aire

Todos las primaveras lo mismo: para ella una fiesta secreta y para aquellos dos una gran frustración. Meses antes, el espectáculo era para cualquiera que pasara por al lado de la mesa antigua del rincón: pequeños pimpollos asomándose entre el verde espeso para luego convertirse en señoras flores con pétalos cuidadosamente planchados y encerados. El aroma intenso pero a la vez sutil inundaba la casa de sonrisas y todas las mañanas, cuando el reloj marcaba las diez, un rayo de luz se atrevía a acariciar cada uno de sus pétalos reflejando en la pared una fiesta de colores. Pero en esa época del año ya nadie le prestaba atención. Los pocos rastros de diva desgastada generaban en los espectadores desprecio y los aplausos de pie eran trasladados al maravilloso paisaje del jardín. El sol ya no se sentía a gusto de bañarla y la vida se volvía de un insoportable color marrón chamuscado. Pero, a pesar de la tristeza infinita que sentía, no le interesaba dejar de causar sensación: ella tenía

Día internacional de la lucha contra la contaminación sonora (en el colectivo)

El advenimiento de las últimas tecnologías conllevó a que los sentidos percibieran de una manera novedosa fenómenos de nuestra cultura. Objetos que hace algunos años no pensábamos que íbamos a poder adquirir si no era con mucho trabajo (o que solo los podíamos pensar como verosímiles en una película de ciencia ficción), hoy se encuentran en nuestras manos sin problema. Allá atrás quedó el furor de escuchar ringtones originales y pegadizos en los medios de transporte, espacios públicos y de contrabando (o por pura travesura) en alguna clase. Hoy el protagonista es otro, hoy (casi) todo transeúnte tiene la música al alcance de su oído. Esto, por supuesto, generó nuevas clases de oyentes: los que escuchan en el mp 3 ( mp 4, ipod , celular y sus variantes no imaginables), los que escuchan a través de la compu y/o internet , los que escuchan mientras caminan, mientras hacen deporte, mientras viajan en colectivo, los que escuchan con un solo auricular mientras hacen que le prestan ate