Lunes otra vez: Volver a pesar de la lluvia

"El libro Las excusas del poeta (jamás publicado y mucho menos concebido) 
dice que las personas que escriben pierden una parte de ellos que se va en la hoja. 
Cuando alguien lo recibe y lo lee, se adueña de ese retazo prestado."
Nicolás Pisano - Las excusas del poeta I (La Caja) 
en "23 canciones y 5 poemas"



Ayer fue un "lunes otra vez" lluvioso. No paró en todo el día. Calló esa lluvia constante que pega sobre las tejas y se convierte en una música ambiente agradable (si estás en casa, tapada hasta la nariz y durmiendo la siesta). Sí, fue un lunes sin rutina con siesta prolongada escuchando la lluvia tapada hasta la nariz. Me hizo acordar a cuando era más chica, cuando me encantaban los días de lluvia. A nadie le gustaban, sin embargo, me acuerdo que con mi amiga de la primaria esos días estábamos contentas. Planeábamos en las charlas de recreo llegar a nuestras respectivas casas, cambiarnos el frío uniforme por una ropa más cómoda, almorzar algo y después disfrutar una larga tarde de siesta. Éramos unas "locas totales". A nosotras no nos surgía la emocionante idea de calzarnos las botas para ir a chapotear en los charcos, sin embargo, nos introducíamos en la lindísima experiencia de despertarse cada tanto, abrir un solo ojo, escuchar las gotas que caían sobre las tejas y al instante pensar "sigue lloviendo, mejor sigo un ratito más". Y así se pasaba la tarde. Con el tiempo dejaron de gustarme estos días. Quizás fue porque se terminó el ritual de la planificarlos y comenzaron a llegar las obligaciones que no me permitían dedicarle toda una tarde a dormir sin parar. Había que salir y mojarse, embarrarse y anhelar la siesta.  

Ayer esas obligaciones no existieron y por eso decidí disfrutar el día de lluvia como antes. Lo planifiqué, me puse la ropa cómoda, me desperté las veces que fueron necesarias despegando un solo ojo y pensé algunas veces "sigue lloviendo, mejor sigo un ratito más". En un momento se me ocurrió sacarme la modorra escribiendo algo lindo. Pero no quería salir de la cama, tampoco sentarme adelante de la compu a tipear. Hubo un día en el que escribir se volvió una de esas actividades que, para hacerlas, me tengo que preparar mentalmente el día anterior (como ir al dentista o a sacarme sangre). Todavía no estaba preparada. Y así se pasó toda la tarde.

Hoy ya es martes, el día sigue horrible, sin embargo, ya no se escuchan las gotas sobre las tejas. Quiero salir de la cama pero me cuesta. Busco una excusa como un dolor de garganta o un "hace frío" para quedarme unos cuantos minutos más haciendo fiaca. A las 11 suena el celular: " 'Tat' te ha enviado un mensaje": ¡¡¡Amiga, aprobé!!!! - dice mi amiga de la facu. Se me hace una sonrisa en la cara. Pudo aprobar una de esas materias largas y difíciles. Una materia que habíamos cursado hacía bastante tiempo y que a causa de una serie de eventos desafortunados no había conseguido presentarse a dar el examen durante las fechas transcurridas en dos largos años. Aprobó y no de casualidad: su gran esfuerzo valió la pena. Eso me pone contenta, creo que voy a vencer al frío y voy a salir de la cama. Pero mejor me quedo un ratito más y nuevamente me tapo. 

El sueño no vuelve a mí así que me pongo a pensar hasta que me acuerdo que ayer a la noche una publicación en el muro de Facebook anunciaba que Maga, mi amiga-compañera de banco de la secundaria, había sido mamá. Otra vez la sonrisa en la cara. Dos días antes la había visto a ella, a su gran panza y a su familia felices con la inminente llegada de Bruno. Eso también me pone contenta, al fin logro vencer el frío y me siento en la cama. 

Cuando giro la cabeza hacia el escritorio veo la pila de libros pendientes para leer en vacaciones que me siguen esperando. Arriba de todo hay uno rojo que, en realidad, no sé qué hace ahí porque ya lo terminé de leer hace algunos días. Creo que es porque quería releer algunas líneas y surge la tercer sonrisa de la mañana en mi cara. El autor del libro es Nico, un joven amigo. Joven porque con solo 22 años editó su primer libro con esa garra y pasión que lo caracteriza. Joven porque nuestra amistad también lo es aunque ya algunas cuantas risas y anécdotas seguramente nos unan con una amistad duradera. Emprender el viaje al que me invitó en su dedicatoria unas semanas atrás es otra de las cosas que me puso contenta. El recuerdo de tres alegrías bastante ajenas que se convirtieron un poco mías son el empujón que necesitaba para poder estar de pie.

Hoy ya es martes y el día sigue horrible, sin embargo ya no se escuchan las gotas caer sobre las tejas. Ya estoy de pie y no me dan ganas de seguir en la cama. Estuve mucho tiempo programando siestas y durmiendo, abriendo un ojo, escuchando la lluvia, dando media vuelta y cerrando los ojos de nuevo.  Todos estos meses de tanto pensar (y dormir) engordé algunos kilos que no sé si molestan pero no quieren seguir adentro mío. La siesta es linda pero ya es hora de adelgazar dejando un poco de peso sobre mis "Paisajes de tinta" para que alguien los reciba, los lea y se adueñe de ese retazo prestado.

Es martes y el día sigue horrible pero me visita esa amiga loca que siempre sonríe, la que se la pasa mintiéndome y se divierte haciéndome bromas, la que trae golosinas para comer hasta reventar. Esa amiga que tiene botas de lluvia de todos colores y me las presta un ratito para salir a chapotear en los charcos sin planificarlo. El sol no se asoma pero ya encontré mis impulsos cotidianos: el paraguas,  el piloto y las botas prestadas que me ayudan a vencer el mal tiempo. Llueve, sí, pero en algún momento va a parar. Mientras tanto escribo un poco, como haciéndome la distraída, y quién dice, quizás así se hace más llevadero el fin del invierno, la llegada de las sonrisas y la primavera. Ya saben, quiero llegar liviana al verano. Seguramente si se copan, con estos humildes retazos que ofrezco en préstamo, pueden generarse nuevos impulsos cotidianos que nos hagan llegar bien rápido a un verano soleado (en pleno invierno).

Comentarios

Nicolás Pisano ha dicho que…
Gracias por la cita Mechi! Fue un impulso cotidiano para mí también, como lo fue con vos, y después conmigo de nuevo, y ahora con vos y así, funciona la norma. Nos impulsamos, sin saber a donde, pero juntos. Beso grande!
Mechi Cerrotta ha dicho que…
Nico! esto se convirtió en una cadena de impulsos cotidanos!! Pero es como decís vos: "así funciona la norma, nos impulsamos sin saber a donde, pero juntos". Uno de los secretitos de la vida, quizás :)

Entradas populares de este blog

¿Más vale malo conocido que bueno por conocer?

Lunes otra vez: Enojo de lunes.

Bariloche: escapada a Villa La Angostura