Recorrido turístico

Al turista se lo conoce comúnmente como un conjunto de personas que viajan por placer, recreo o distracción. Nosotros no desautorizamos tal definición pero cabe señalar que es muy precaria teniendo en cuenta que estamos refiriéndonos a una especie que presenta ciertas complejidades. El turista es una especie no autóctona, es decir, introducida al hábitat donde se aloja de manera provisoria. Se desplazan de un lugar a otro con el objetivo de conocer, vacacionar, distraerse pero por sobre todas las cosas para tomar fotografías. La primera dificultad que se presenta al caracterizarlo es establecer las subespecies de turista. Existen varias categorías para clasificarlo pero nosotros nos limitaremos a describir las siguientes: dentro del orden “turista de playa” encontramos a los que se trasladan hacia las zonas de la costa marítima llevando sombrillas de colores, reposeras y, lo más importante, ojotas y traje de baño. Es común que realicen actividades como jugar a la paleta, al volley y, por lo general, el turista adulto practica el deporte del tejo.

Los que pertenecen al orden “turista de montaña”, en cambio, prefiere recorrer el ecosistema, caminar, buscar el contacto con la naturaleza. Generalmente se rehúsa a ser catalogado como “turista” o simplemente prefiere ser llamado “turista aventurero” aunque quizás la única aventura que haga sea subir una mini-colina con una senda señalizada con luces casi intermitentes y al llegar saque una gran cantidad de fotos para luego explicar con lujo de detalles su gran travesía. Finalmente, existe el “turista de ciudad” cuya particularidad principal quizás sea que es el más exquisito y preciso: busca sacar fotografías significativas o de lugares conocidos que salen en las revistas de viajes. Es pertinente aclarar que en estas clasificaciones no son absolutas y existen matices: es común encontrar  un turista que se desplace hacia un pueblo de montaña con una sombrilla, ojotas  y pelota de playa; que otro turista deambule por la ciudad con un  mochila de campamento y que otro pida una ensalada de palta en una especie de refugio donde lo más sofisticado que se puede comer es una pizza napolitana con poco tomate.

Sin dudas, uno de sus caracteres típicos e imprescindibles para el  reconocimiento de la especie (que por lo general existe en todas las categorías anteriormente mencionadas) es la utilización de la cámara fotográfica como medio para retratar o llevar de recuerdo esos momentos vividos en un ecosistema novedoso. Ahora bien, es muy interesante destacar la diversidad de contenidos que se vislumbran en dichas fotografías: hermoso paisaje, turista con impactante paisaje, turista con cara de asombro o emoción ante un bello paisaje; turista con el cartel de bienvenida de la ciudad o pueblo que visita; turista encontrado “infraganti” metiéndose en una costa llena de pingüinos para, justamente, sacarse una foto con ellos; turista con cara de extrañeza comiendo un plato exótico; turista sentado al pie del árbol de muchos, muchísimos años en el que descansó el mismísimo General Masvaliente de la Zona; turista sosteniendo orgulloso una mojarrita que pescó; turista haciendo reír al granadero; turista delante del edificio más viejo; turista con el Barnie  o la estatua de la plaza. 

La aclimatación del turista en su hábitat no natural es un tema importante. Por lo general, el entusiasmo del viaje produce en la mayoría de los integrantes de la especie una gran capacidad para adecuarse y acostumbrarse a las nuevas condiciones ambientales, principalmente del clima, es decir, se caracterizan por tener un organismo capaz de adaptarse a condiciones ambientales bastante amplias. A pesar de eso, se han registrado casos de apunamiento, chuchos de frío prolongados, odio al constante viento o un  leve ahogo frente a condiciones de humedad y calor. Pero es común que el turista trate de distraer su atención en otras cosas para no perderse de nada de lo que tenía planificado visitar.

Podemos decir con certeza que el turista no genera calentamiento global, pero sí una contaminación de humores en la zona. Lo que queremos señalar con esto es que el impacto ambiental que producen en el ecosistema  está relacionado principalmente con las especies autóctonas del lugar. Es necesario aclarar que por lo general dichos ecosistemas se sustentan económicamente gracias a la actividad del turista. Es por ello que a simple vista o al principio de la temporada se considere que hay una relación de mutualismo entre la especie autóctona y la especie introducida: el primero gana dinero mientras el segundo disfruta de sus vacaciones. Pero, con el pasar de las semanas, se los considera literalmente una plaga: están en todos lados, es difícil movilizarse, se reciben quejas tales como “nosotros tenemos que seguir con nuestra vida y ellos se creen que todos estamos de vacaciones”.

Es posible que el turista trate de mimetizarse con el ecosistema que visita, es decir, existe un desarrollo en él, una especie de mutación. Pero, en su afán de pasar desapercibido comprando cada artículo regional, el día quince parece una especie exótica caricaturizada. Y con esto último que se mencionó se vislumbra otra de las características muchas veces dejada de lado, pero no menos importante: el turista, al igual que el gusano, sufre una metamorfosis y al cabo de algunas semanas o días deja de ser turista para volver a lo que llamaremos la vida no vacacional. Pero, a diferencia de la mariposa, luego de un tiempo, puede volver a ser un turista de cualquier característica. 

Nuestras investigaciones calculan que el turista nunca será una especie en extinción. Francamente, si alguna vez se convierte en una especie amenazada, vamos a luchar para que no se extinga porque queremos seguir recibiendo regalos provenientes de hábitats desconocidos, continuar escuchando anécdotas de flora y fauna diferente y nunca dejar de reunirnos con amigos cada vez que tristemente se deja de ser turista, se vuelve a la vida de especie autóctona y se comparte con los demás esas fotos de turista que no se pueden evitar.

Comentarios

CaleidoscopioSur ha dicho que…
Muy Bueno. He escrito decenas de cosas sobre el tema, esta lindo. Espero que este verano nos lleve a ser un poco mas viajeros y no tan pero tan turis jeje. Besos
Vale ;)
Leo ha dicho que…
El turista "sacafotos" pierde la escencia de la mano de la tecnología... Ya las fotos casi no se revelan...

Muy ocurrente lo del general "Masvaliente"...jeje

Besoo!
Mechi Cerrotta ha dicho que…
Valee!! jaja a mí me encanta ser más viajera también... ah! buen viajeee!!! ojalá que el norte te deje muchas historias para contar y compartir :)

Leo!! jaja tenés razón con que las fotos no se revelan más pero es un poco una parodia a los que están de vacaciones y le sacan fotos a TODOO, hasta a cosas que encontrás a la vuelta de tu casa jaja los orientales son muy así.
Igual, debo confesarles, el texto lo escribí hace algunos años jajaja

Besoooo a los dos!!! gracias por leer :)
un pobrecito hablador ha dicho que…
De dónde es la foto? Me gustó y comparto
Mechi Cerrotta ha dicho que…
Hola! la foto que está en el ancabezado del blog es de un lugar cerca de El Bolsón!
un pobrecito hablador ha dicho que…
Tiene pinta del valle del Azul, aunque lo veo muy abierto. Que ganas de volver ... ta güenazo el blog
Mechi Cerrotta ha dicho que…
La foto es en un camino que lleva a la intersección del Río Azul y el Río Blanco, capás eso se llama "Valle Azul" y yo nunca me enteré, que es muy probable jajaja.
Gracias por leer :)

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