Lunes otra vez: 23 de agosto otra vez

Es lunes y es 23 de agosto. Hace 22 años papá estaba yendo a entregar un pedido de Azaleas a un vivero de no sé dónde pero tuvo que volver porque yo estaba por llegar, por lo menos eso cuenta la leyenda. Es lunes y, como saben, no es mi día favorito de la semana. También es 23 de agosto y no es un día que espere con ansias, a veces quiero que pase de largo.

No es porque no me guste que me saluden, me manden mensajes o me llamen por teléfono. Al contrario, es una oportunidad para chusmear con quienes no frecuento a diario, recordar viejos momentos con los charlo seguido o volver a hablar con aquellos que no veo hace más tiempo.

No es porque no me guste que me venga a visitar toda la familia y amigas (o me traigan regalos). Al contrario, me gusta participar en el murmullo de de gente que superpone sus voces queriendo hablar primero tan característico de nosotros.

No es porque haya tenido malos cumpleaños en la infancia. Al contrario, muchos estuvieron cargados de primos, amigos y búsquedas del tesoro. Además, y por lo general, está por venir la tromenta de Santa Rosa, por eso comienza a hacer calorcito y eso sí que me pone de buen humor. Aunque en algún caso excepcional Santa Rosa se adelantó, inundó las calles, cortó la luz toda la tarde y empapó a mis amigos que desde ese día me llaman "Mechi del campo". Pero no por eso dejó de convertirse en el mejor cumpleaños de la adolescencia.

Tampoco es porque me sienta un año más vieja, al contrario (ya sé, vivo protestando como una vieja ¿y qué? pero los años no me pesan ni un poquito).

Es porque tengo la maldita costumbre de hacer balances en algunos momentos clave y cumplir un año más es uno de ellos. En la larga lista virtual que hay en mi cabeza hay muchas cosas sin tachar (sí, ya sé, no me digan nada, no saqué el registro, lo había prometido para los 21). Cada 23 de agosto se abre una hoja nueva y al pasar en limpio mis "tareas", la mayoría de las cosas anotadas son las mismas que el cumpleaños anterior. Un "este año me pongo las pilas" es archivado entre los ladrillos de apuntes que compro esa semana y "chau", el siguiente aniversario el balance no da a mi favor, quedo con deudas por todos lados.

La nena de la foto estaba aprendiendo a usar el lápiz, dibujaba sus primeros garabatos y yo ayer escribí toda la tarde sobre dictaduras argentina, militantes y guerrillas. La nena de la foto hacía poco había aprendido a caminar y yo hoy fui a entregar el trabajo que puede llevarme a aprobar la materia número 18 de la carrera que elegí, la que pone nerviosa muy seguido pero a la vez me convence todos los días que quiero seguir con esto porque me gusta y me apasiona. Con eso llegaría a mitad de camino, me faltarían la misma cantidad de materias que las que hice desde el día que tomé mi primer clase en el C.B.C. hasta la última que presencié el cuatrimestre pasado. Sin dudas la lista del cumpleaños anterior, como siempre, va a tener pocas cosas tachadas, pero los hechos me hacen ver que la balanza de alguna manera está "equilibrada": la nena de la foto solo hacía garabatos y yo hoy quizás haya conseguido llegar a mitad de carrera sin olvidarme lo importante que fue trazar esas primeras líneas. Después de todo, no fue tan malo este lunes: hubo facultad, barullo en la cena, torta con forma de castillo, visitas, saludos, balanza "balanceada" y relatos que nunca dejan de tener la misma impronta que mis primeros garabatos. ¿Qué más puedo pedir para un 23 de agosto?

Comentarios

Mechi Cerrotta ha dicho que…
Siii! aprobé el trabajo de historia II. Estoy oficialmente en la mitad de la carrera :)

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